Capítulo 4: BAILANDO CON NIÑOS- LA ALEGRIA DE LA TERNURA
Ultimo capítulo de nuestra serie "¿Qué puede hacer la danza por mis hijos?".
En este capítulo, como profesora de danza os cuento mi experiencia y cómo aprendí a comunicarme de manera efectivo-afectiva con los pequeños. De esta experiencia podemos extrapolar claves importantes para comunicarnos mejor con nuestros hijos, aprender técnicas para ayudarles en su desarrollo, aprender cómo aprenden y cómo trabajar con ellos las artes para su desarrollo emocional. Una, espero que interesante, reflexión que creo os podrá ser útil:
La primera vez que me propusieron impartir una clase de danza para niños, hace ya más años de los que me gustaría admitir, me sentí invadida por el terror. Tal vez sea el reto más exigente, más importante y más desconcertante para una profesora de danza.
La primera pregunta que te haces en ese momento es; ¿Cómo voy a comunicarme con ellos?, ¿Cómo voy a conseguir que me hagan caso? y lo que es peor...¿Y si se aburren?.
Estamos hablando de personitas llenas de energía, de creatividad desbordante y de afectos sinceros y puros. La danza en una disciplina, un arte, tan intenso, conmovedor y exigente, que puede empoderarte, hacerte crecer, adquirir habilidades sociales, emocionales, físicas y afectivas de primer nivel o puede, en el peor de los casos, frustrarte.
De ahí mi terror...esas pequeñas "esponjillas" mirándome con sus ojos redonditos expectantes, y yo, queriendo hacerlo lo mejor posible, para facilitarles todo lo que la danza sé que va a aportarles.
Permíteme en este punto una sugerencia; confía la enseñanza de las artes tanto plásticas como escénicas sólo a profesionales competentes, es mucho lo que nos jugamos.
Pasaron los años y me fui dando cuenta de que había establecido una metodología particular en la enseñanza de la danza. Este método había nacido de la experiencia y del amor. Admito que no fue un proceso sesudo, racional y medido, pero en el arte...¿Qué lo es?. Me dí cuenta de que había utilizado las herramientas y habilidades emocionales y sociales que la danza me había otorgado para enseñar, comunicar y facilitar esas competencias a mis alumnos. El círculo se cerraba: no tenía que buscar métodos fuera, los importantes estaban en mi corazón.
En este punto me gustaría invitarte a que tú también bailes: Sí. Tú, mamá, papá. Participa de la experiencia y del camino que tus hijos están empezando a tomar. Mediante la experiencia entenderás de manera más profunda lo que tus hijos están aprendiendo en sus clases de danza.
¿Cuáles son las bases del método que he usado en mis clases que pueden servirte como claves?
1. El uso de las imágenes, la imaginación.
La imaginación, ese potente motor del que está dotado nuestro cerebro. Para el cerebro, dicen los estudiosos neurocientíficos, no hay diferencia entre lo que se hace y lo que se imagina. Pensamientos de corte negativo tienen el mismo efecto en nuestras células que si el hecho que imaginamos se hubiera producido en la realidad. Y al contrario, pensamientos positivos nos dotan de la misma carga emocional positiva que si esos hechos positivos hubieran ocurrido.
Por otra parte, el uso de la imaginación en la danza hace que el rendimiento sea mayor. Tan importante es visualizar una coreografía como realizarla, insisto, para el cerebro no hay diferencias sustanciales (algunas sí). Pensemos en el futuro, cuando nuestros hijos se enfrenten a un reto en su vida profesional serán mucho más eficientes si son capaces de trabajar con su imaginación generando experiencias positivas mentalmente.
En la danza utilizamos las imágenes mentales para varios objetivos:
- Visualización de un movimiento
- Visualización de una emoción
- Visualización del conjunto escénico
Seria tedioso explicar aquí toda la técnica, pero te doy la primera clave: visualiza la situación, observa la emoción que te provoca, cámbiala si es necesario y actúa en consecuencia. Con todo ello no solo conseguimos distanciarnos emocionalmente de la situación y darle su justa importancia sino que además, nos responsabilizamos de las razones y consecuencias que la hayan podido motivar o que puedan derivarse.
2. El uso del juego, la teatralización.
Cuando hablamos del uso del juego, no nos referimos a los juegos populares o a la instrumentalización de un juego conocido para un propósito diferente. Nos referimos a darle un sentido lúdico al proceso de aprendizaje. Un par de ejemplos:
- Cantar el movimiento: Desde cantar el movimiento que estamos realizando en un calentamiento ("punta-flex"), a la asociación del movimiento coreográfico a la letra o melodía que estamos interpretando, cantándola o tarareándola. Muchos profesores me dirán que cuando actuamos así estamos introduciendo un elemento que luego habrá que corregir. En la mayoría de disciplinas de baile , el bailarín no debe cantar, es cierto, pero no me importa; me parece más importante que los pequeños generen las conexiones neuronales adecuadas para su psicomotricidad, su memoria, su situación espacial y de reconocimiento del "momento presente" a riesgo de que en la gala fin de curso canten un poquito..¡Mayor expresividad y encanto!
- La exageración de la postura o el movimiento (teatralización). Como en los albores del cine, con esos gestos exagerados, esos movimientos tan intencionados,...hoy en día nos resulta algo extravagante, debido al uso del sonido, pero en el cine mudo la expresión corporal y facial eran imprescindibles para la correcta interpretación. El uso de la teatralización en el aprendizaje de la danza nos sirve para la identificación de las emociones contenidas en el lenguaje musical o coreográfico; la danza siempre ha tenido mucho de teatro, no en vano se interpreta una danza, pero con los niños jugamos a exagerarla, a hacerla cine mudo. Este juego desarrolla la empatía, el reconocimiento de las emociones y abre las puertas al manejo de las propias emociones para una vida más feliz.
Segunda clave que puedo ofrecerte: todo se aprende mejor cuando resulta divertido, cuantos más sentidos involucras y cuanta más emoción positiva derrochas en el camino. Aprender a disociarnos de nuestras emociones hace que podamos cambiarlas y elegir las que mejor nos hagan sentir.
3. "Lo has hecho muy bien" vs. " Lo he hecho muy bien".
Siendo ya mayor, y después de un duro proceso fui consciente de que todas mis grandes frustraciones partían de mi patológica necesidad de aprobación. No digo que no tengamos que expresar nuestra aprobación a nuestros hijos, de hecho es sano hacerlo, pero no podemos permitir que busquen únicamente nuestra aprobación. Es muy importante que les enseñemos a decirse a si mismos: "Lo he hecho muy bien", la autoaprobación : he querido hacerlo, he trabajado y lo he conseguido= lo he hecho muy bien.
Aprenden que su opinión es válida, sus deseos son válidos, su esfuerzo es válido y que primero, lo hecho, debe pasar su autoaprobación, y luego, casi por inercia, llegará la de los otros.
4. El respeto profundo a su libertad.
Muy en sintonía con el anterior punto. Otorgar validez a sus ideas y a sus deseos. No siempre las ideas van a ser acertadas y los deseos cumplidos o posibles; pero lo que nunca podremos es negarles su derecho a expresarlos. Por otro lado, la disciplina no está reñida con la libertad. Una persona que decide libremente adoptar un compromiso o una disciplina lo respetará profundamente. Porque es una decisión libre. En los más pequeños el compromiso tiende a ser más débil, pero el trasfondo ha de ser el mismo: la libertad es responsabilidad.
5. La importancia del grupo, el equipo y la tribu.
En un post anterior hablamos más profundamente de la importancia del grupo y de las habilidades sociales que se adquieren con la danza ( HABILIDADES SOCIALES ). aprender a funcionar como equipo es básicamente los que ha mantenido a los "Homo Sapiens Sapiens" en este planeta.
En las clases de danza hay que ser cooperativo, aunque parezca un reto solitario a primera vista. Somos seres sociales y sentirse admitido, respetado y atendido en un equipo consolida nuestra confianza en nosotros mismos.
El mismo principio puede extrapolarse a la familia: al fin y al cabo, somos su tribu esencial.
6. El afecto sincero, desafectado, y la autoridad merecida.
Los niños te otorgan su confianza y la potestad, el liderazgo, o pasan olímpicamente de ti. Son geniales. Si tuviera una fórmula mágica o hubiera encontrado la razón última del misterio de cómo acceder y mantener ese liderazgo, seguramente hoy en día sería millonaria.
Pero no es el caso...Sí puedo proporcionar alguna idea al respecto:
El afecto "desafectado": los niños son muy observadores e infalibles detectando negatividad. Es posible que no lo racionalicen, pero lo saben. Si un "mayor" finge seguridad e intenta ser el líder fingiendo, le retarán con toda su fuerza. Si un "mayor" les habla con un afecto exagerado o fingido, le rechazarán.
Una comunicación tranquila, con afecto sincero, y con escucha activa (pregúntales) es la mejor manera de que los niños te consideren líder, autoridad merecida, porque estás por y para ellos.
Y para terminar, sólo recordarte que en el Centro D-Danza encontrarás a los mejores profesionales. Trabajamos todos los días para dar una educación de calidad; nuestros valores y experiencia nos distinguen. ¡¡¡Os esperamos!!!
Vanessa Rodrigo
Responsable de Comunicación D-Danza
De ahí mi terror...esas pequeñas "esponjillas" mirándome con sus ojos redonditos expectantes, y yo, queriendo hacerlo lo mejor posible, para facilitarles todo lo que la danza sé que va a aportarles.
Permíteme en este punto una sugerencia; confía la enseñanza de las artes tanto plásticas como escénicas sólo a profesionales competentes, es mucho lo que nos jugamos.
Pasaron los años y me fui dando cuenta de que había establecido una metodología particular en la enseñanza de la danza. Este método había nacido de la experiencia y del amor. Admito que no fue un proceso sesudo, racional y medido, pero en el arte...¿Qué lo es?. Me dí cuenta de que había utilizado las herramientas y habilidades emocionales y sociales que la danza me había otorgado para enseñar, comunicar y facilitar esas competencias a mis alumnos. El círculo se cerraba: no tenía que buscar métodos fuera, los importantes estaban en mi corazón.
En este punto me gustaría invitarte a que tú también bailes: Sí. Tú, mamá, papá. Participa de la experiencia y del camino que tus hijos están empezando a tomar. Mediante la experiencia entenderás de manera más profunda lo que tus hijos están aprendiendo en sus clases de danza.
¿Cuáles son las bases del método que he usado en mis clases que pueden servirte como claves?
1. El uso de las imágenes, la imaginación.
La imaginación, ese potente motor del que está dotado nuestro cerebro. Para el cerebro, dicen los estudiosos neurocientíficos, no hay diferencia entre lo que se hace y lo que se imagina. Pensamientos de corte negativo tienen el mismo efecto en nuestras células que si el hecho que imaginamos se hubiera producido en la realidad. Y al contrario, pensamientos positivos nos dotan de la misma carga emocional positiva que si esos hechos positivos hubieran ocurrido.
Por otra parte, el uso de la imaginación en la danza hace que el rendimiento sea mayor. Tan importante es visualizar una coreografía como realizarla, insisto, para el cerebro no hay diferencias sustanciales (algunas sí). Pensemos en el futuro, cuando nuestros hijos se enfrenten a un reto en su vida profesional serán mucho más eficientes si son capaces de trabajar con su imaginación generando experiencias positivas mentalmente.
En la danza utilizamos las imágenes mentales para varios objetivos:
- Visualización de un movimiento
- Visualización de una emoción
- Visualización del conjunto escénico
Seria tedioso explicar aquí toda la técnica, pero te doy la primera clave: visualiza la situación, observa la emoción que te provoca, cámbiala si es necesario y actúa en consecuencia. Con todo ello no solo conseguimos distanciarnos emocionalmente de la situación y darle su justa importancia sino que además, nos responsabilizamos de las razones y consecuencias que la hayan podido motivar o que puedan derivarse.
2. El uso del juego, la teatralización.
Cuando hablamos del uso del juego, no nos referimos a los juegos populares o a la instrumentalización de un juego conocido para un propósito diferente. Nos referimos a darle un sentido lúdico al proceso de aprendizaje. Un par de ejemplos:
- Cantar el movimiento: Desde cantar el movimiento que estamos realizando en un calentamiento ("punta-flex"), a la asociación del movimiento coreográfico a la letra o melodía que estamos interpretando, cantándola o tarareándola. Muchos profesores me dirán que cuando actuamos así estamos introduciendo un elemento que luego habrá que corregir. En la mayoría de disciplinas de baile , el bailarín no debe cantar, es cierto, pero no me importa; me parece más importante que los pequeños generen las conexiones neuronales adecuadas para su psicomotricidad, su memoria, su situación espacial y de reconocimiento del "momento presente" a riesgo de que en la gala fin de curso canten un poquito..¡Mayor expresividad y encanto!
- La exageración de la postura o el movimiento (teatralización). Como en los albores del cine, con esos gestos exagerados, esos movimientos tan intencionados,...hoy en día nos resulta algo extravagante, debido al uso del sonido, pero en el cine mudo la expresión corporal y facial eran imprescindibles para la correcta interpretación. El uso de la teatralización en el aprendizaje de la danza nos sirve para la identificación de las emociones contenidas en el lenguaje musical o coreográfico; la danza siempre ha tenido mucho de teatro, no en vano se interpreta una danza, pero con los niños jugamos a exagerarla, a hacerla cine mudo. Este juego desarrolla la empatía, el reconocimiento de las emociones y abre las puertas al manejo de las propias emociones para una vida más feliz.
Segunda clave que puedo ofrecerte: todo se aprende mejor cuando resulta divertido, cuantos más sentidos involucras y cuanta más emoción positiva derrochas en el camino. Aprender a disociarnos de nuestras emociones hace que podamos cambiarlas y elegir las que mejor nos hagan sentir.
3. "Lo has hecho muy bien" vs. " Lo he hecho muy bien".
Siendo ya mayor, y después de un duro proceso fui consciente de que todas mis grandes frustraciones partían de mi patológica necesidad de aprobación. No digo que no tengamos que expresar nuestra aprobación a nuestros hijos, de hecho es sano hacerlo, pero no podemos permitir que busquen únicamente nuestra aprobación. Es muy importante que les enseñemos a decirse a si mismos: "Lo he hecho muy bien", la autoaprobación : he querido hacerlo, he trabajado y lo he conseguido= lo he hecho muy bien.
Aprenden que su opinión es válida, sus deseos son válidos, su esfuerzo es válido y que primero, lo hecho, debe pasar su autoaprobación, y luego, casi por inercia, llegará la de los otros.
4. El respeto profundo a su libertad.
Muy en sintonía con el anterior punto. Otorgar validez a sus ideas y a sus deseos. No siempre las ideas van a ser acertadas y los deseos cumplidos o posibles; pero lo que nunca podremos es negarles su derecho a expresarlos. Por otro lado, la disciplina no está reñida con la libertad. Una persona que decide libremente adoptar un compromiso o una disciplina lo respetará profundamente. Porque es una decisión libre. En los más pequeños el compromiso tiende a ser más débil, pero el trasfondo ha de ser el mismo: la libertad es responsabilidad.
5. La importancia del grupo, el equipo y la tribu.
En un post anterior hablamos más profundamente de la importancia del grupo y de las habilidades sociales que se adquieren con la danza ( HABILIDADES SOCIALES ). aprender a funcionar como equipo es básicamente los que ha mantenido a los "Homo Sapiens Sapiens" en este planeta.
En las clases de danza hay que ser cooperativo, aunque parezca un reto solitario a primera vista. Somos seres sociales y sentirse admitido, respetado y atendido en un equipo consolida nuestra confianza en nosotros mismos.
El mismo principio puede extrapolarse a la familia: al fin y al cabo, somos su tribu esencial.
6. El afecto sincero, desafectado, y la autoridad merecida.
Los niños te otorgan su confianza y la potestad, el liderazgo, o pasan olímpicamente de ti. Son geniales. Si tuviera una fórmula mágica o hubiera encontrado la razón última del misterio de cómo acceder y mantener ese liderazgo, seguramente hoy en día sería millonaria.
Pero no es el caso...Sí puedo proporcionar alguna idea al respecto:
El afecto "desafectado": los niños son muy observadores e infalibles detectando negatividad. Es posible que no lo racionalicen, pero lo saben. Si un "mayor" finge seguridad e intenta ser el líder fingiendo, le retarán con toda su fuerza. Si un "mayor" les habla con un afecto exagerado o fingido, le rechazarán.
Una comunicación tranquila, con afecto sincero, y con escucha activa (pregúntales) es la mejor manera de que los niños te consideren líder, autoridad merecida, porque estás por y para ellos.
Y para terminar, sólo recordarte que en el Centro D-Danza encontrarás a los mejores profesionales. Trabajamos todos los días para dar una educación de calidad; nuestros valores y experiencia nos distinguen. ¡¡¡Os esperamos!!!
Vanessa Rodrigo
Responsable de Comunicación D-Danza
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