MEDITACIÓN (IN)-TRASCENDENTAL (o como perderle el miedo a meditar) PART. 1

Y es que durante toda mi carrera como instructora de Yoga he escuchado cientos de veces las mismas preguntas...¿Cómo medito?, ¿Porqué no puedo callar la mente?, ¿Estoy meditando mal?,...

Somo injustos con nosotros mismos, ese es el primer error. Lo suelo explicar de la siguiente forma: La misión de la mente es pensar, es su razón de ser, además de controlar procesos conscientes e inconscientes del organismo. El pensamiento es el que comunica a nuestra conciencia de ser lo que ocurre fuera y dentro de nosotros, nos traduce las emociones y nos avisa de los peligros. El pensamiento es inherente al cerebro, y si aceptamos esa premisa, ¿Qué lo diferencia del corazón, del hígado o de los pulmones?¿Pediríamos al corazón que dejara de latir o  a los pulmones que dejaran de tomar aire? ¡No! Pues no pidas a tu mente que deje de pensar. Si lo haces se revolverá, se hará más caótica, y te hará creer que no vales para meditar.
Que nadie me entienda mal, las pautas que voy a señalar ahora son una simplificación del noble arte de la meditación y la atención consciente. Simplemente quiero dar a conocer un proceso para todos y todas, de cualquier credo, ideología, cultura,...por mera salud mental y física.
Así que vamos a meditar;

- Lo primero que quiero que pienses es que meditar todos los días es como lavarte los dientes, un acto muy conveniente, y cuantas más veces mejor😉. No tiene nada de extraordinario, es una limpieza mental.
- Siéntate cómodamente, en una silla o en el suelo, lo único importante es que tengas la espalda recta. Si quieres hacerlo tumbado o tumbada puedes, pero tumbados es más fácil que te quedes dormido o dormida. Lo ideal es un ambiente cálido y tranquilo, pero a mi me encanta hacerlo en el autobús, sí, sí, en el autobús.
- Puedes cerrar los ojos o mantenerlos abiertos, por ejemplo: después de una clase de yoga o si estoy en mi casa, a mí me gusta meditar con los ojos cerrados, en el autobús los mantengo abiertos y en un punto fijo. Depende del momento y de la sensaciones que tengas.
- Intenta relajar los hombros, abrir el pecho y estirar el cuello. Relaja los brazos y apoya las manos en tu regazo o donde estén más cómodas.
-Vamos a ir educando a la mente a que ponga la atención donde tú le digas. Lo primero es que tengas conciencia de tu respiración. Que sientas el aire desde la nariz hasta el bajo vientre, y la vayas profundizando poco a poco. Procura que sea una respiración por la nariz, pero si tienes algún problema con eso, amolda el ejercicio a tu forma de respirar.
- El cuerpo se va a ir relajando, procura mantener la espalda activa en todo momento pero sin tensión.

Y me dirás...¿Y con eso se calla la mente?...¡Ni mucho menos!
La mente divagará, te traerá recuerdos, te recordará que tienes mil cosas que hacer, te chantajeará de mil maneras. Cuando sientas que te has perdido en el divagar de la mente vuelve a enfocarte en la respiración, sin reproches, sin juicios, solo vuelve a sentir el aire.

La mente es como un lago, los pensamientos son como piedras que tiramos al lago y generan ondas expansivas, sólo hay que tirar cada vez menos piedras para poder ver aguas más profundas...pero eso lo veremos en otro post.

Siguiente paso: Te voy a dar dos trucos que me han venido de perlas en mi meditación:

- Mantras: mi gran problema con los mantras siempre ha sido que no hablo sánscrito y que no entiendo sánscrito. El mantra debe evocar una idea, esa idea una emoción y esa emoción tranquilizar a tu mente. Yo utilizo la palabra "Paz". Y mientras respiro, repito mentalmente la palabra "Paz". Si te vuelves a perder, pues vuelves a encontrarte; recuerda,  sin juicios, sin reproches, simplemente vuelve.
- "Laisser passe": Dejar pasar. Este truco lo uso cuando medito en un lugar público o cuando siento que me agobio por estar en un lugar abarrotado de gente. Párate y observa. No juzgues lo que hay a tu alrededor, solo observa. No le pongas nombre, no intentes entenderlo, intenta solamente sentir las vibraciones de tu entorno, hasta que sientas tu propia quietud.

Tú gobiernas, tú decides. Es el mismo proceso que con la meditación; observa a tu mente divagar, observa la vibración de tu cuerpo, no juzgues, observa... ¡y comienza a gobernar!



Vanessa Rodrigo 
Responsable de Comunicación D-Danza

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