¿QUÉ PUEDE HACER LA DANZA POR MIS HIJOS? Cap. 3 HABILIDADES EMOCIONALES

Capítulo 3: Habilidades emocionales y danza

Tal vez el caballo de batalla más indomable para la mayoría de nosotros sean las emociones; las nuestras y las de nuestros hijos. La mayoría de nosotros hemos aprendido con los años a gestionarlas con mayor o menor destreza; hemos aprendido a concentrarnos en la tarea que nos ocupa; hemos aprendido a lidiar con nuestros pensamientos negativos y las sensaciones de fracaso o frustración que de ellos derivan...y nos ha costado...mucho. 

Como todos sabemos existe un tipo de inteligencia llamada inteligencia emocional, que básicamente consiste en; comprender nuestras emociones, percibir las de los otros, manejar nuestras emociones y usarlas de la mejor manera posible.

En un primer momento debemos entender qué estamos sintiendo, ¿Estamos enfadados, frustrados, tristes, nerviosos,...? La identificación de la emoción no siempre es sencilla, y aunque la mayoría de los seres humanos distinguimos con meridiana claridad lo que sentimos, a veces la respuesta emocional no se corresponde con el sentimiento en sí (un sentimiento de frustración puede derivar en enfado o en tristeza, por ejemplo). Es importante enseñar a nuestros pequeños a identificar sus emociones; le podrán poner nombre a lo que sienten y lo más importante dejarán de sentirse identificados con ese sentimiento.

Los estados emocionales son eso... estados, circunstancias, situaciones, no son permanentes e inmutables. Se pueden cambiar y muchas veces,  muy rápidamente. Cuanto menos identificados estemos con ese sentimiento más libres somos de cambiarlo.

Debemos enseñar a nuestros pequeños a comprender sus emociones (enseñarles a que tienen derecho a sentir tristeza y alegría, enfado y compasión,..), a que no hay emoción mala, que cada emoción tiene una razón de ser y que hay que buscar el pensamiento que la causa. La emoción mal llamada negativa es sólo una advertencia de nuestro "corazón" de que algo no va bien (como el dolor físico anuncia una enfermedad). 

¿Cómo puede la danza ayudar en el desarrollo de la inteligencia emocional en los niños?

La música genera emociones: la música puede hacernos llorar, reír, sentir nostalgia,..nos conduce mentalmente a un recuerdo o nos empodera para asumir retos presentes o futuros. Nos dota de identidad ya sea porque nos identificamos con esa música o porque la rechazamos. Las grandes marchas triunfales acompañaban a los vencedores en Roma, exaltando la grandeza de aquellos y del Imperio; las cortes andalusíes usaban la música del laúd, la cítara y el kanun para agasajar con su refinamiento a nobles reyes invitados; en un acto de homenaje a las víctimas del ataque terrorista en Manchester en 2017, los asistentes comenzaron a cantar "Don't look back in anger*" de la banda Oasis, para expresar la unión frente al horror. 

La danza como compañera indiscutible de la música nos invita a expresar esas emociones. La educación en danza conseguirá que los niños puedan expresar esas emociones de manera más consciente, con mayor vocabulario corporal y con mayor rango de implicación. Cabe destacar dos aspectos importantes de la expresión emocional en la danza y su efectividad a la hora de manejar y utilizar las emociones:

• Por un lado, cuando ejecutamos una coreografía adoptamos la posición emocional que la música trasmite, que no se corresponde necesariamente con la emoción que podemos estar sintiendo en ese momento. Si sentimos una emoción antagónica a la que debemos expresar con nuestro baile, forzamos a nuestro cerebro a situarse en una posición novedosa de creación de estado anímico, por lo que si estamos enfadados y debemos bailar una canción alegre, el cerebro olvida el enfado y libera las hormonas necesarias para cambiar el estado emocional. Lo que demuestra que "no sentimos lo que sentimos y ya está", sino que podemos decidir cómo sentirnos si sabemos manejar inteligentemente los recursos que poseemos. 
• Por otro lado, tenemos la utilización de la emoción como forma de inspiración o motivación creativa. En todas las disciplinas artísticas y todos los artistas han expresado sus emociones a través del arte. Si estoy enfadada puedo utilizar ese enfado de forma creativa en vez de destructiva; si soy bailarina puedo utilizar el fuego de ese enfado en saltar más alto, girar más rápido o practicar los pasos que más energía requieran. Con esto, agoto la fuerza de la emoción y me demuestro mi capacidad de superación.

Finalmente, el aspecto externo de la inteligencia emocional, comprender las emociones de los otros. Básicamente se trata del desarrollo de la empatía, de la escucha activa y de la capacidad de traducir el lenguaje no verbal que trasmiten los demás. 

Un bailarín aprende a manejar su cuerpo y su rostro para expresar las emociones que en ese momento la música exija, por lo que le resultará más fácil identificar esos gestos o esas posiciones corporales en otros. Su trabajo es la expresión no verbal y la búsqueda de la emoción en su espectador a través de la empatía. Un artista en general, y en particular, un bailarín está capacitado al máximo para percibir al otro, escuchar al otro y maneja las herramientas emocionales que tiene, consciente o inconscientemente. 

Una vida más consciente, más feliz y más auténtica es lo que estaremos ofreciendo a nuestros hijos al darles una educación en danza. No se trata de que sean bailarines profesionales, se trata de que si desde pequeños aprenden a manejar esas herramientas emocionales, aprenden a leer al otro y sobre todo aprenden el significado de sus sentimientos y a manejarlos de manera positiva, serán adultos libres, sanos y felices. 

Vanessa Rodrigo
Responsable de Comunicación D-Danza



*And so Sally can wait, she knows it's too late as we're walking on by. Her soul slides away, 'but don't look back in anger', I heard you say", una traducción muy aproximada sería;  "Así que Sally puede esperar, mientras caminamos ya sabe que es demasiado tarde. Su alma se desvanece, pero 'no mires atrás con odio', te oigo decir".